Acoso sexual
callejero
en Lima Metropolitana
Conceptos Básicos
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Para definir el acoso sexual callejero, es necesario precisar algunos conceptos básicos. En primer lugar, se refiere a la agrupación de prácticas que se producen a diario en donde no se trata de una relación consentida, sino de la imposición de los deseos de uno sobre los de la otra persona.
Estos actos también son considerados como violencia de género y abarcan una clara violación a los derechos humanos; específicamente, los que están relacionados a gozar de una vida plena, a la igualdad y a la libertad de opinión y expresión.
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Existe una relación directa entre la cultura del machismo y la misoginia, y el acoso sexual callejero. Según Lewis (1972), el machismo es un fenómeno que implica la imposición unidireccional de las características masculinas y la supuesta creencia de que el hombre es superior a la mujer.
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Para Lugo (1985), el machismo se expresa como una serie de conductas, actitudes y valores, caracterizados por la autoproclamación sistemática y repetida de la masculinidad.
La misoginia, de acuerdo con Ferrer (2000), se refiere al odio, rechazo, aversión y desprecio por parte de los hombres hacia las mujeres y, en general, a todo lo relacionado con lo femenino.
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"La imagen nos muestra una de las situaciones más cotidianas que suceden cada día en nuestra ciudad, el acoso sexual callejero por parte de los hombres hacia las mujeres, y específicamente, en este ejemplo, se observa cómo es que toman fotografías inconsentidas hacia la parte posterior de la transeúnte."
Antecedentes
Para conocer el desarrollo y aparición del acoso sexual callejero, es necesario entender los antecedentes de este problema.
En Ecuador, el acoso sexual callejero es una problemática que afecta a las mujeres desde hace muchos años y, a pesar de que existe la ley 103 que protege a la mujer, muchos hombres con pensamientos machistas no tienen respeto e ignoran estas leyes.
Según Velásquez (2004), los acosadores manifiestan conductas de forma intencional y repetitiva, lo que genera alteraciones en la vida y existencia de las víctimas. Se parece mucho a la realidad limeña, porque los hombres machistas e incluso la sociedad en general ignoran estos actos de acoso, debido a que no consideran esta problemática como una forma de violencia.
Según Kearl (2010), el problema del acoso sexual callejero es también el permanecer invisibilizado y, en ese sentido, ser desconocido como una forma de violencia, debido a la cotidianidad de su ocurrencia. Por eso, los acosadores no consideran que el acoso sea malo o inadecuado. Sin embargo, es considerado agresión verbal.
Además, en el siglo XX, la expresión del piropo era utilizado como una forma respetuosa de comunicación hacia la mujer. Por otro lado, en Ecuador, se propuso generar más conciencia a la sociedad sobre esta problemática. Por ejemplo, la realización de campañas y actividades sociales que puedan ser difundidas por todas partes y, de esta manera, se puede contribuir favorablemente para que el acoso sexual callejero se reduzca o se acabe, ya que, la mayoría de las víctimas son niñas y adolescentes.
"En la imagen, podemos observar cómo una mujer era cortejada por un hombre en tiempos de antaño (siglo XVV)."
Dicho odio ha tenido frecuentemente una continuidad en opiniones o creencias negativas sobre la mujer y lo femenino, y en conductas negativas hacia ellas. En consecuencia, se entiende que el acoso sexual callejero no es tan solo un problema reciente, por el contrario, es la derivación de antiguas costumbres e ideas a las que nunca se les quiso dar solución o tratar de detenerlas.
"La imagen evidencia cómo las acciones de los victimarios perturban la comodidad de la víctimas. Estos actos se expresan mediante gestos y capturas fotográficas por parte de los agresores. Los dos hombres no respetan el espacio personal de las dos mujeres que caminan por la acera."
En primer lugar, existen varias personas que asumen el papel de acosadores en el Perú. De acuerdo con Gustavo Medina (2016), el hombre es el principal victimario del acoso sexual callejero. Usualmente, se hallan prejuicios sobre el acosador, por ejemplo que proviene de una familia con bajos recursos económicos. También, no poseen la capacidad para respetar el espacio del otro: la mujer.
Actores
En el desarrollo del acoso sexual callejero (ASC), se evidencia la presencia de diferentes actores involucrados en la problemática.
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Según Marieliv Flores (2016), la intervención de la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Carmen Omonte, y la Presidenta del Consejo de Ministros, Ana Jara, impulsó el proyecto de ley de prevención, atención y sanción del acoso y de reforma del código penal. Este proyecto propone una ley específica para cada caso del acoso sexual y la reforma de ciertos artículos, referentes al acto contra el pudor. Este ejemplo muestra cómo el apoyo de las instituciones influye en los métodos de solución.
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Diversas entrevistas anónimas evidencian el interés del acosador por las mujeres. Estas han concluido que el acosador proviene de una familia disfuncional, violenta y hasta machista. En segundo lugar, un numeroso grupo de víctimas son el receptor de los mensajes provenientes de los acosadores. Estas son principalmente las mujeres jóvenes que traspasan una situación en la que su integridad es amenazada por diversos acosadores. Por consiguiente, las actitudes preventivas realizadas por las mujeres afectan drásticamente su manera de vivir. Un ejemplo sería la pérdida de confianza en el momento en que seleccione su vestimenta. Asimismo, la toma de decisiones de la mujer, cuando se dispone a salir a la calle, depende de quienes están dispuestos a acompañarla. Por último, las instituciones estatales son las encargadas de realizar métodos de solución al problema del acoso.
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Datos Estadísticos
Para medir la magnitud de la problemática del acoso sexual callejero, es necesario analizar ciertos datos estadísticos.
En primer lugar, según Sonia Caballero (2018), 9 de cada 10 mujeres han sido víctimas de acoso sexual en Lima y Callao. Este dato nos muestra que las tasas de acoso se van agudizando en el transcurso de los años. Además, hace hincapié en los distritos de nuestra capital, la cual es el núcleo de este problema, que poseen mayor porcentaje de incidentes, tales como San Borja, Miraflores, Chorrillos, Surquillo, Santiago de Surco y San Isidro.
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“Esta noticia, señala que el Perú ocupa uno de los primeros lugares en casos de acoso sexual, dicho título es concebido gracias a los altos porcentajes de víctimas en los últimos años.”
En segundo lugar, de acuerdo con Ruth Llerena (2016), 32.8% de mujeres afirma ser víctima de miradas, gestos e incluso tocamientos en el transporte público. Esto nos permite entrever que dicho servicio también es un área que se debe trabajar para reducir la inseguridad, ya que las mujeres son víctimas en los vehículos así como en plena vía pública.
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En tercer lugar, Llerena (2016) sostiene que 28% de la población no está de acuerdo con los mitos modernos sobre agresión sexual. Esto se puede ver reflejado en aquellas frases tales como “Si se viste así, que se aguante”, “Qué descarada” o “Es solo un piropo, debería sentirse halagada”. Con estas opiniones, podemos inferir que aún existe cierto porcentaje de nuestra sociedad que justifica al agresor y, así, a su vez, naturalizan el hostigamiento hacia la víctima. Finalmente, estos datos no solo nos revelan la dimensión del problema, sino también que el margen de tolerancia en nuestra sociedad para dichas prácticas desaparece.